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computadora no pueda saber.
¿Cómo puedo saber lo que es? gritó Narizparda . ¡Yo no sé lo que sabe la
computadora!
No, pero el hecho de que estés aquí implica de alguna manera, que la computadora
sabe lo que tú sabes.
Eso no es culpa mía dijo Narizparda.
Ya lo sé. ¿Pero te das cuenta de lo que significa? Significa que, puesto que la
computadora sabe todo lo que tú sabes, ella es tú.
Narizparda pensó furiosamente en ello, pero aun así no consiguió comprenderlo.
Oye, Bill, ¿por qué no pruebas un poco de este excelente estofado?
Cállate, falsa proyección de computadora.
No, no lo soy. Bill, créeme, yo soy yo.
Oh, de acuerdo accedió Bill . Si me equivoco, me equivoco. ¿Cómo estás,
Narizparda?
Razonablemente bien, Bill estalló alegremente Narizparda . Realmente lo pasé
bastante mal para convencer al ejército de que me dejaran intentar rescatarte.
¿Cómo te las arreglaste? preguntó Bill, con desconfianza.
Simplemente, no podían darte por perdido mientras patrullabas, ¿no? Al menos no
después de que yo comenzara a hacer aspavientos.
Eso ha sido muy amable por tu parte, Narizparda. ¿Y te dejaron venir como
voluntario?
Creo que simplemente querían librarse de mí. Pero me dejaron marchar, y vine aquí;
después de muchas dificultades te encontré.
¿Te importaría decirme cómo demonios te las has arreglado?
¿Y eso qué importa? Narizparda revolvió el hielo con la punta del pie, con aspecto
de sentirse incómodo . Lo más importante, ahora, es sacarte de aquí.
Bill clavó la vista con cierta amargura en el ser que o bien era su viejo amigo
Narizparda, o bien era una simulación de computadora. Significaba mucho para él
averiguar cuál de las dos cosas era, ya que el Narizparda real le ayudaría, mientras que el
Narizparda simulado por la computadora debía de traerse entre manos algún sucio juego.
En el fondo, todo aquello no era como para tomárselo a broma. Bill suspiró pesadamente.
Realmente creo que deberíamos ponernos en movimiento dijo Narizparda.
Primero dime cómo llegaste hasta aquí.
Narizparda abrió la boca. Justo entonces se produjo un sonido crepitante detrás de Bill.
Era un sonido alarmante e inesperado, y él se volvió buscando con la mano un arma que
ya no tenía y preguntándose cómo demonios iba a luchar si no tenía cuerpo.
16
¿Qué monstruosa visión hirió los ojos de Bill cuando se volvió? ¿Qué espantoso horror
le aguardaba? Bill gorgoteó sordamente cuando advirtió que estaba mirando a un reno.
Un simple reno de tamaño medio y modelo antiguo, que ostentaba unos cuernos de
aspecto bastante joven. Caminaba delicadamente por la repisa que corría unos cuantos
metros más abajo de la cima. Cuando el reno les vio, se estremeció violentamente, pero
no pudo echar a correr debido a la estrechez de la cornisa por la que caminaba. Caminó
delicadamente por ella, manteniendo sus grandes ojos pardos fijos en ellos; sus agudos y
afilados cascos producían sonidos crepitantes sobre la nieve. Al fin llegó a un sitio en el
que el camino se ensanchaba. Con una sacudida de su cola, se alejó saltando. En
cuestión de segundos desapareció.
Ha desaparecido señaló Narizparda . Les gustan los sitios elevados y fríos,
¿sabes?
¿A quiénes?
A los renos, Bill.
¿Cómo preguntó Bill con feroz impaciencia puede un apolillado jodido reno
meterse en el interior de la computadora?
Narizparda lo pensó.
Quizá de la misma forma que nosotros.
Bill rechinó los dientes produciendo monstruosos sonidos, y apretó los puños.
¿Y te importaría explicarme exactamente cómo llegamos hasta aquí?
Ellos no me dieron los detalles.
Dímelo a grandes rasgos.
Bill, estás actuando como un loco consumado. ¿Quieres salir de aquí o no?
De acuerdo dijo Bill, sombríamente, descendiendo instantáneamente de las
elevadas cumbres de la ira a las lúgubres profundidades la desesperación . A pesar de
que tengo el terriblemente podrido presentimiento de que voy a lamentarlo.
Siguió a Narizparda ladera abajo. Durante un rato resultó ser un camino duro, aunque
no tanto como lo había sido para Bill el de ascensión por el lado opuesto. Luchó andando
por la nieve en la que se hundían hasta la cadera y sintió envidia de la forma en que
Narizparda parecía deslizarse a través de ella. Pero le inquietaba observar a Narizparda,
porque había algo grácil e inhumano en su forma de deslizarse. Bill se preguntó:
«¿Cuándo un torpe no es torpe? Cuando lo controla una computadora, se respondió»
Aun así, le siguió porque no había ningún otro sitio adonde ir. Quizá si le hacía creer a
la computadora que él creía que la computadora era Narizparda, tendría alguna
oportunidad de escapar. O al menos sería él quien riera el último.
Es justo ahí abajo dijo Narizparda, dirigiendo los pasos de ambos hacía una
arboleda que resaltaba oscura sobre el paisaje nevado.
¿Qué es lo que está justo ahí? preguntó Bill.
La ayuda respondió Narizparda.
Descendieron y atravesaron el barranco lleno de nieve, y escalaron luego por las rocas
cubiertas de hielo que había al otro lado. Bill estaba tan atareado intentando subir por la
abrupta y resbaladiza ladera, que no miró hacia arriba hasta que no alcanzó la siguiente
cresta. Vio a Narizparda, o a la cosa que pretendía ser Narizparda -no parecía haber
habido demasiada diferencia entre ellos, pero era seguro que había alguna diferencia-, vio
los movimientos que hacía Narizparda, que agitaba los brazos con un curioso gesto como
si los tuviera deshuesados. Bill aparentó no verlo porque no quería que Narizparda
supiera que lo había pillado.
Mirando ahora hacía arriba, Bill pudo distinguir, en la lejana cadena montañosa, cuatro
puntos negros que atravesaban el paisaje nevado. Detrás de ellos había otro punto negro
grande.
Esos son amigos le informó Narizparda . Van a ayudarnos.
Fantástico dijo Bill. Miró a su alrededor. No había nada por ninguna parte excepto
picos helados, campos nevados y los cinco puntos negros que avanzaban hacia ellos y
aumentaban lentamente de tamaño. Por el momento no había mucho que él pudiera [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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computadora no pueda saber.
¿Cómo puedo saber lo que es? gritó Narizparda . ¡Yo no sé lo que sabe la
computadora!
No, pero el hecho de que estés aquí implica de alguna manera, que la computadora
sabe lo que tú sabes.
Eso no es culpa mía dijo Narizparda.
Ya lo sé. ¿Pero te das cuenta de lo que significa? Significa que, puesto que la
computadora sabe todo lo que tú sabes, ella es tú.
Narizparda pensó furiosamente en ello, pero aun así no consiguió comprenderlo.
Oye, Bill, ¿por qué no pruebas un poco de este excelente estofado?
Cállate, falsa proyección de computadora.
No, no lo soy. Bill, créeme, yo soy yo.
Oh, de acuerdo accedió Bill . Si me equivoco, me equivoco. ¿Cómo estás,
Narizparda?
Razonablemente bien, Bill estalló alegremente Narizparda . Realmente lo pasé
bastante mal para convencer al ejército de que me dejaran intentar rescatarte.
¿Cómo te las arreglaste? preguntó Bill, con desconfianza.
Simplemente, no podían darte por perdido mientras patrullabas, ¿no? Al menos no
después de que yo comenzara a hacer aspavientos.
Eso ha sido muy amable por tu parte, Narizparda. ¿Y te dejaron venir como
voluntario?
Creo que simplemente querían librarse de mí. Pero me dejaron marchar, y vine aquí;
después de muchas dificultades te encontré.
¿Te importaría decirme cómo demonios te las has arreglado?
¿Y eso qué importa? Narizparda revolvió el hielo con la punta del pie, con aspecto
de sentirse incómodo . Lo más importante, ahora, es sacarte de aquí.
Bill clavó la vista con cierta amargura en el ser que o bien era su viejo amigo
Narizparda, o bien era una simulación de computadora. Significaba mucho para él
averiguar cuál de las dos cosas era, ya que el Narizparda real le ayudaría, mientras que el
Narizparda simulado por la computadora debía de traerse entre manos algún sucio juego.
En el fondo, todo aquello no era como para tomárselo a broma. Bill suspiró pesadamente.
Realmente creo que deberíamos ponernos en movimiento dijo Narizparda.
Primero dime cómo llegaste hasta aquí.
Narizparda abrió la boca. Justo entonces se produjo un sonido crepitante detrás de Bill.
Era un sonido alarmante e inesperado, y él se volvió buscando con la mano un arma que
ya no tenía y preguntándose cómo demonios iba a luchar si no tenía cuerpo.
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¿Qué monstruosa visión hirió los ojos de Bill cuando se volvió? ¿Qué espantoso horror
le aguardaba? Bill gorgoteó sordamente cuando advirtió que estaba mirando a un reno.
Un simple reno de tamaño medio y modelo antiguo, que ostentaba unos cuernos de
aspecto bastante joven. Caminaba delicadamente por la repisa que corría unos cuantos
metros más abajo de la cima. Cuando el reno les vio, se estremeció violentamente, pero
no pudo echar a correr debido a la estrechez de la cornisa por la que caminaba. Caminó
delicadamente por ella, manteniendo sus grandes ojos pardos fijos en ellos; sus agudos y
afilados cascos producían sonidos crepitantes sobre la nieve. Al fin llegó a un sitio en el
que el camino se ensanchaba. Con una sacudida de su cola, se alejó saltando. En
cuestión de segundos desapareció.
Ha desaparecido señaló Narizparda . Les gustan los sitios elevados y fríos,
¿sabes?
¿A quiénes?
A los renos, Bill.
¿Cómo preguntó Bill con feroz impaciencia puede un apolillado jodido reno
meterse en el interior de la computadora?
Narizparda lo pensó.
Quizá de la misma forma que nosotros.
Bill rechinó los dientes produciendo monstruosos sonidos, y apretó los puños.
¿Y te importaría explicarme exactamente cómo llegamos hasta aquí?
Ellos no me dieron los detalles.
Dímelo a grandes rasgos.
Bill, estás actuando como un loco consumado. ¿Quieres salir de aquí o no?
De acuerdo dijo Bill, sombríamente, descendiendo instantáneamente de las
elevadas cumbres de la ira a las lúgubres profundidades la desesperación . A pesar de
que tengo el terriblemente podrido presentimiento de que voy a lamentarlo.
Siguió a Narizparda ladera abajo. Durante un rato resultó ser un camino duro, aunque
no tanto como lo había sido para Bill el de ascensión por el lado opuesto. Luchó andando
por la nieve en la que se hundían hasta la cadera y sintió envidia de la forma en que
Narizparda parecía deslizarse a través de ella. Pero le inquietaba observar a Narizparda,
porque había algo grácil e inhumano en su forma de deslizarse. Bill se preguntó:
«¿Cuándo un torpe no es torpe? Cuando lo controla una computadora, se respondió»
Aun así, le siguió porque no había ningún otro sitio adonde ir. Quizá si le hacía creer a
la computadora que él creía que la computadora era Narizparda, tendría alguna
oportunidad de escapar. O al menos sería él quien riera el último.
Es justo ahí abajo dijo Narizparda, dirigiendo los pasos de ambos hacía una
arboleda que resaltaba oscura sobre el paisaje nevado.
¿Qué es lo que está justo ahí? preguntó Bill.
La ayuda respondió Narizparda.
Descendieron y atravesaron el barranco lleno de nieve, y escalaron luego por las rocas
cubiertas de hielo que había al otro lado. Bill estaba tan atareado intentando subir por la
abrupta y resbaladiza ladera, que no miró hacia arriba hasta que no alcanzó la siguiente
cresta. Vio a Narizparda, o a la cosa que pretendía ser Narizparda -no parecía haber
habido demasiada diferencia entre ellos, pero era seguro que había alguna diferencia-, vio
los movimientos que hacía Narizparda, que agitaba los brazos con un curioso gesto como
si los tuviera deshuesados. Bill aparentó no verlo porque no quería que Narizparda
supiera que lo había pillado.
Mirando ahora hacía arriba, Bill pudo distinguir, en la lejana cadena montañosa, cuatro
puntos negros que atravesaban el paisaje nevado. Detrás de ellos había otro punto negro
grande.
Esos son amigos le informó Narizparda . Van a ayudarnos.
Fantástico dijo Bill. Miró a su alrededor. No había nada por ninguna parte excepto
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